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miércoles, 8 de febrero de 2012

Inactividad



Qué estará pasando – me preguntas mientras las hojas afuera se mueven. Mientras el universo brinda un trago y yo me quedo sin hierbas. Qué estará pasando, te digo esta pregunta ha rondado ya incasablemente mi cabeza. Ciertamente me gustaría poder responderte pero la lentitud versus rapidez de la inercia ya es muy polar, tan polar como esta gravedad aberrante y esta inconsistencia restante, como estar mirando la vida pasar a través de un vidrio sucio y oscuro, y sentir que todo es un silencio majestuoso mientras camino dentro del túnel con los minutos mofándose de mí.

Me gustaría saber muchas respuestas al sin fin de interrogantes, ¡oh sí! Y bailar y sonreír siempre electrizante… Pero tengo que decirlo, heme aquí y ahora amordazada por mis propias manos, ya no sé si camino y hablo o si será todo una ilusión apestosa, otra más del barro donde me he hundido lentamente o he caído por gravedad. Qué más da.

Así que sé que me miras frío, cíclope de rayos negros, como si el mundo estuviese a punto de acabar pero intentas sostenerlo. Me siento tan inerte, tanto, tanto que he dudado mi existencia, ocuparé ¿pastillas anti realidad? ¿Será esto decadencia? Si lo pudiera descifrar digo una vez más, si fuese yo capaz, dejaría entonces abiertas las puertas, arrancaría el techo de la casa, podría mudarme de planeta, irme lejos a mirar estrellas que por aquí no pasan, pero eso es fantasía bipolar  y hoy estoy amordazada, sí amordazada a esta realidad.

Que todo es vanidad, dejo caer mi cabeza en la almohada, todo es vanidad, las horas parecen malgastadas quisiera no acabar, justamente en medio de la hoja blanca una salida encontrar pero siempre viene una sonrisa a estallar, la esperanza a engañar o alentar, los arreboles nauseabundos llenos de prisma y más, quién soy yo para acabarme, acabarlo todo al final, en quién me he convertido o qué disfraz me vine a encaramar, sabré yo de las verdades que aguardan en el despertar, o seré más que una niña parte de algún mar…

Quise huir contigo, te repito en silencio, no me escuchas y no invento, me he desintegrado sin dudar, ¿estarás ahí por algún lado? Los gritos vienen y se van. De pronto todo parece encajar, los cabos se vuelve a atar, es este el ciclo del que hablaba, y otros ciclos que en su función van. Me limpio la gabacha, saco de mi bolso aquella cucaracha y el ancla de collar, apretándolo a mi mano ésta sangra, cae luego una carta, palabras y llantos vuelven en mi cabeza estallar.

Entonces miro la montaña, el viento que corre, el ventanal, miro la libertad de los pájaros que se lanzan sin dudar, me siento libre y angelical, tal vez lo logre, tal vez pueda, tal vez llegue a terminar.

Ana Lía Casvar

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