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sábado, 11 de febrero de 2012

Qué se siente



-¿Qué se siente?

Me preguntas con algo de amor con algo de odio, qué se siente, con ironía me lo mandas al oriente, sin introducción, qué se siente, te refieres a tu persona  ¿no? Es un “qué se siente perderme”… Qué se siente perderse,  en el océano, en la derrota, qué se siente la desvalorización, el desamor, la boca… Si te digo la verdad no sé si me vayas a creer, estoy a punto de ebullición, se siente como la muerte, como la sangre, como la desesperación, como los golpes, todos juntos, como una violación, se siente como un infierno inacabable y encerrado, se siente todo congelado. Qué se siente, mi amigo, mi hermano, es como la total ausencia de todo, todos los lazos rotos, rotas las manos, las esperanzas se expiraron, el anillo salió del dedo, tu mano de mi mano, como salí de algún corazón, salí del tramo, las pintorescas figuras que en la piel se me pegaron, ejemplos exactos, millones de años en cada segundo inhumano, vacíos de todo, los sentidos sangrando, abandono de todo, hedor a daño… Yo creí que lo sabías sin embargo me preguntas qué se siente, es como morir lentamente sin poder acelerarlo, sentir que todo pasa pero dejas de desearlo, te lo digo hoy que escribo la televisión mirando…

Televisión viaje estúpido, gusano, no sirvió ni como droga, ni como anestesia, ni siquiera como vidrio polarizado. El sol cae en lo lejano, la roja tarde se acerca y se va alejando, ni siquiera hay viento en este infierno, así se siente, como una nada con la que tengo que vivir…

Entonces menos que lo entiendo, uní y uno mis manos y le rezo al dios que ayer había olvidado, quisiera dormirme despertar sin recordarlo, unir mis batallones y mandarlos al caño. Sé que te piensas todo es en vano, que la felicidad aguarda, que no depende más que de mí, te digo es así, sin embargo no puedo negarlo, se me esconde la lógica y me da luego con un palo. Tu mirada se pierde en el horizonte villano, el apoyo que oscilaba en las 12 mil palabras con las que me decías “te amo” pero el amor es la fachada más dulce del ego, si hoy no creo, y de ello estoy casi segura, no es culpa, es el templo, el templo negro al que me mandaste para encerrarme y jamás volverme a mirar desde algún peldaño. Te comprendo, cuando el dolor es tanto que trae a su invitada locura, no hay garbanzos junto al pollo ni espesura, queda todo para la cena, y mientras el tiempo espera, se ha podrido el alimento, me recargo los pulmones, dejo caer mi armamento, porque todo es una mentira, como la ilusión, como la vida, como tantos juramentos, porque cada uno camina donde le es más sencillo el lecho, y donde calienta la gallina los huevos. Eso hoy lo entiendo, por tanto es que recalco, el amor es la más dulce fachada del ego, algunas veces vence al mismo tiempo.

Qué se siente, se siente como cuando la serpiente mordió al Principito, se siente como la muerte, como un requisito para el que se creyó fuerte, las estrellas se ríen y  lloran, ¿es tanto el odio que atesoras? Y por supuesto que quieres lejanía, no te soportas esta apatía, es entonces cuando comprendo que soy la rosa del asteroide y que vos, te encontraste lejos todo un jardín. Pero aunque lo dudes me conoces, en el fondo, sin sombras en los ojos, sin labios de carmín, me conoces el sonrojo, la vergüenza que alguna vez sentí, conoces lo que me acompaña cada noche que dormí, el respiro de las mañanas, como brama la llanura y la montaña de mi patria y aquel jazmín, ya tu sabes qué se siente, o tal vez es que no, la nada que me envuelve, puede luego ir por ti, no te aflijas compañero, que ya pusiste la firma y este es el fin.

Así que qué se siente, balbuceas aun, se siente a fin, fin de la función, fin de la audición, fin de la secuela, tu quedaste bien parado y al resto que le duela.

Por eso algún día, cuando aun sonría, te veré a la vuelta. Me abrazarás completa, querrás coser la herida para ese entonces parte de mi piel sería, verme quieta, ver el punto de partida y cómo diablos la ironía acabó con toda esta tela, reirás de por vida por la locura mía, por la absurda existencia, al día cuando estés en tu cama mientras despiertas, cantaré las mil canciones con que te mataste la cabeza.

Ana Lía Casvar

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