-¿Qué se
siente?
Me
preguntas con algo de amor con algo de odio, qué se siente, con ironía me lo mandas
al oriente, sin introducción, qué se siente, te refieres a tu persona ¿no? Es un “qué se siente perderme”… Qué se
siente perderse, en el océano, en la
derrota, qué se siente la desvalorización, el desamor, la boca… Si te digo la
verdad no sé si me vayas a creer, estoy a punto de ebullición, se siente como
la muerte, como la sangre, como la desesperación, como los golpes, todos
juntos, como una violación, se siente como un infierno inacabable y encerrado,
se siente todo congelado. Qué se siente, mi amigo, mi hermano, es como la total
ausencia de todo, todos los lazos rotos, rotas las manos, las esperanzas se
expiraron, el anillo salió del dedo, tu mano de mi mano, como salí de algún
corazón, salí del tramo, las pintorescas figuras que en la piel se me pegaron,
ejemplos exactos, millones de años en cada segundo inhumano, vacíos de todo,
los sentidos sangrando, abandono de todo, hedor a daño… Yo creí que lo sabías
sin embargo me preguntas qué se siente, es como morir lentamente sin poder
acelerarlo, sentir que todo pasa pero dejas de desearlo, te lo digo hoy que
escribo la televisión mirando…
Televisión
viaje estúpido, gusano, no sirvió ni como droga, ni como anestesia, ni siquiera
como vidrio polarizado. El sol cae en lo lejano, la roja tarde se acerca y se
va alejando, ni siquiera hay viento en este infierno, así se siente, como una
nada con la que tengo que vivir…
Entonces
menos que lo entiendo, uní y uno mis manos y le rezo al dios que ayer había
olvidado, quisiera dormirme despertar sin recordarlo, unir mis batallones y
mandarlos al caño. Sé que te piensas todo es en vano, que la felicidad aguarda,
que no depende más que de mí, te digo es así, sin embargo no puedo negarlo, se
me esconde la lógica y me da luego con un palo. Tu mirada se pierde en el
horizonte villano, el apoyo que oscilaba en las 12 mil palabras con las que me
decías “te amo” pero el amor es la fachada más dulce del ego, si hoy no creo, y
de ello estoy casi segura, no es culpa, es el templo, el templo negro al que me
mandaste para encerrarme y jamás volverme a mirar desde algún peldaño. Te comprendo,
cuando el dolor es tanto que trae a su invitada locura, no hay garbanzos junto
al pollo ni espesura, queda todo para la cena, y mientras el tiempo espera, se
ha podrido el alimento, me recargo los pulmones, dejo caer mi armamento, porque
todo es una mentira, como la ilusión, como la vida, como tantos juramentos,
porque cada uno camina donde le es más sencillo el lecho, y donde calienta la
gallina los huevos. Eso hoy lo entiendo, por tanto es que recalco, el amor es
la más dulce fachada del ego, algunas veces vence al mismo tiempo.
Qué se
siente, se siente como cuando la serpiente mordió al Principito, se siente como
la muerte, como un requisito para el que se creyó fuerte, las estrellas se ríen
y lloran, ¿es tanto el odio que
atesoras? Y por supuesto que quieres lejanía, no te soportas esta apatía, es
entonces cuando comprendo que soy la rosa del asteroide y que vos, te encontraste
lejos todo un jardín. Pero aunque lo dudes me conoces, en el fondo, sin sombras
en los ojos, sin labios de carmín, me conoces el sonrojo, la vergüenza que
alguna vez sentí, conoces lo que me acompaña cada noche que dormí, el respiro
de las mañanas, como brama la llanura y la montaña de mi patria y aquel jazmín,
ya tu sabes qué se siente, o tal vez es que no, la nada que me envuelve, puede
luego ir por ti, no te aflijas compañero, que ya pusiste la firma y este es el
fin.
Así que qué
se siente, balbuceas aun, se siente a fin, fin de la función, fin de la
audición, fin de la secuela, tu quedaste bien parado y al resto que le duela.
Por eso
algún día, cuando aun sonría, te veré a la vuelta. Me abrazarás completa,
querrás coser la herida para ese entonces parte de mi piel sería, verme quieta,
ver el punto de partida y cómo diablos la ironía acabó con toda esta tela,
reirás de por vida por la locura mía, por la absurda existencia, al día cuando estés
en tu cama mientras despiertas, cantaré las mil canciones con que te mataste la
cabeza.
Ana Lía
Casvar
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