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jueves, 12 de agosto de 2010

Absurdo es el amor… (Diálogo del final de una partida)

-¿Quién lo dijo? – Exclamó Marcus- ¿Quién dijo que era el sol mío? Pues te ha engañado 
finamente, te lo ha dicho pues para hacerte feliz pero a mí me consta, bella criatura, que el 
sol y todo lo etéreo está muy lejos de pertenecerme – 

-Yo lo escuché, Marcus, en las voces de la gente se mece como elogio gratuito y grato. 
Ayer, mientras lo miré, veía tu cara en él. Debe ser tuyo entonces, y tú, necio, no lo has 
notado…- 

-¿Qué me dices niña? ¿Existe coherencia en tus palabras acaso? Te lo he dicho muchas 
veces, eres inocente y crees y te aferras, pero ¿pones tu fe en ellos?- 

-No lo sé, no entiendo por qué no te gusta la idea, no sé por qué mi insistes en no 
escucharlos. Mucho hablas, me dices y me cuentas para que yo haga y deshaga, pero no, 
no lo notas, no notas que ya estoy haciendo y tú me ignoras…- dijo ella con ojos 
briosos… 

- ¿De qué hablas? ¿Por qué lo mezclas todo? Tú eres chiquita y quieta, no sabes de lo 
que dices, de lo que sientes… ¿qué estás haciendo? ¿Por qué me miras con esa ternura… 
y callas… como esperando un beso…?- 

-No te cuestiones, ¡no lo hagas! No es bueno en extremo… No me evadas, no me 
pierdas…El sol, es el sol, él no es tuyo, es… ¡es mío! Pero quiero regalártelo… El cielo… 
el cielo los guarda, al sol, a la luna, a las estrellas, a los astros, guarda… guarda secretos, 
historias, aventuras, cuentos… Necio eres, ¿no lo ves? ¡Mira! Con clama…- 

-¿Tuyo el sol? Pero si no es de nadie… de nadie es… Pero ¿por qué habrías de regalarme 
algo tuyo? Yo… no lo merezco, no debes pensar así de mí, ni siquiera debes pensar en 
mí…- 


-Insistes… No te avientes a las costumbres, a lo usual… Lo único que quería era un beso 
tuyo… y que mediante mis ojos notaras que te amo… acaso ¿no es obvio? El sol… 
el sol… ¡el sol es sólo tuyo! A ti te llenará de luz y de mi amor… en todos los siguientes 
días… - 

-¿Amor, mi infante? ¡Qué dulzura eres! ¿Por qué me hablas de amor? ¿Qué tu sabes de 
amor? De lo que tu sabes es de soñar… brincar entre pastos… jugar… perseguir 
mariposas… y correr… entre mis anhelos…- y Marcus quita su mirada y la esconde 

Lucía no dijo nada, calló su voz melodiosa, subió su mirada al firmamento, entre nube y 
nube que veía se acercaba un paso hacia Marcus, al tenerlo bien cerca acarició su mano, 
dio una voltereta y lo besó, Marcus, desecho en sus brazos se dejó caer, intranquilo de lo 
que sucedía pero la paz le contagiaba de cariño el pecho… 

Lucía riendo abrió sus ojos fijos ante los de él y dijo: 

-Ahora lo comprendo, lo que ocultas, lo ocultas por costumbre de la pasada desdicha… 
¿Me ves claro ahora? Porque yo te veo por entero… ¿Ves el sol? Hoy nos saluda… 
¿Sabes que me ha dicho? Que luchando en silencios todo se logra… que tu me amas pero 
que debo saber hacerte mío…- 

Marcus que mirando al suelo estaba levantó sus ojos para mirar el sol, luego medio 
nervioso tomó en sus manos la carita de Lucía, la miró fijamente con sus ojos pardos y se 
animó a decirle: 

-Yo soy tuyo, Lucía, lo soy desde que te miré por vez primera, pero hasta hoy me he 
percatado totalmente de ello, hasta hoy tu espacio se ha vuelto fiable para dejarme ser…- 


¿Soy yo? ¿soy yo o ellos? Quienes ríen hoy durante las noches, tardes, mañanas y 
madrugadas… No hay, no hay muchos amores como estos, y si los hay, muy 
distorsionados. Cuentos… no son sólo inventos, son alguna realidad. Tristes… tristes nos 
volvemos, tristes al no encontrar un alma en paz que convide la nuestra… todo… todo lo 
tornamos complicado cuando sencillo debe ser… algunos… algunos buscan lo equivocado 
y otros protegen en exceso. ¡No seamos necios! ¡No nos perturbemos! Que lo que debe 
ser se llora y se ríe… pero es… aún más… inexplicable… 

Ana Lia Casvar 2003

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