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jueves, 12 de agosto de 2010

Bosque Encantado

En la soleada mañana de un invierno muy mojado 
Yo me postro ante la montaña fría con un deseo no consumado 
No sé qué tantas veces ya he dicho y he callado… 
Ni qué aires sonarán de nuevo en el horizonte de mis ojos enamorados 

No sé quién habrá sido el duende travieso que se llevó mi razón 
Y me he perdido buscándole entre estas selvas rojas de pasión 
Me he enmarañado entre las malezas de vil inolvidable excitación 
Y me han engatusado aún más este bosque y su maldición… 

Ya probablemente esté peor que antes con irreversible locura 
Y entonces me ría, me enoje, grite y llore sin lógica alguna… 

Yo no sé cuándo la incoherencia me besó los pies y salió corriendo… 
Y sus besos fueron la droga del ensueño profundo y disperso 
Me hallé como estupefacta, atontada… de amor y soledad muriendo 
Y cuánto más solo está el corazón, más fuerte el deseo está ardiendo 

Yo no sé cuándo el sin sentido me jugó la broma 
Y me cautivó entre tu cabello, sonrisa, labios y aroma 
Yo no sé cómo la adrenalina se metió en mí tan de repente 
Se estrelló en mí con fuerte deseo y me besó la frente… 

No entiendo por qué despiadado el frío hizo que se fuera tu calor 
No entiendo por qué mi cuerpo a tu lado resultó vapor 
Yo no comprendo si fue un ensueño del absurdo existir 
Haber llegado haberse marchado, llegar, amar y luego huir… 

Y no imagino cuántas veces ya he llorado esta incomprensión 
Hoy este silencio me inunda entonando con lamento una canción 

Aturdida pero en calma, sin reclamos, maltratos ni maldiciones, 
Al cielo miro con manos abiertas disipando mis peticiones… 

Hoy ya sin nada… 

Ahora en esta selva, yo tan sólo perdida… 
Roja, manchada, herida… 
Corriendo loca despavorida 
Por favor ayúdame a encontrar juntos la salida… 

Ana Lía Casvar 2010

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