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jueves, 12 de agosto de 2010

I. El Amor


Una vez, en un rincón, encontré al amor. 

Estaba llorando y le pregunté: 

-¿por qué tus lágrimas? …- 

Simplemente calló, agachó su mirada y al levantarla me dijo: 

-porque estoy solo- 

¡Qué absurdo!, para entonces pensé, y al mirar mi confusión agregó: 

-siento asustarte, no es mi intención, pasa una y otra vez, porque siempre logran traicionarme, no soy nadie y tengo miedo, soy vulnerable y por ello este es mi secreto- 

-No te entiendo- le dije. 

Y él con mirada triste no dijo nada. 

Calló unos minutos y agregó: 

-Es por eso que estoy solo, porque se empeñan en entenderme y no en sentirme…- 

Me sentí ignorante y triste a la vez, como si mi corazón en un segundo lograse entenderlo todo pero mi cabeza no fuera conciente de ello… 

Él se quedó fijamente mirándome y me dijo: 

-¿cómo duele la verdad no? Cuando uno la ve con los ojos del alma, se vuelve más fuerte, tortura y mata… Es por ello que lloro, porque la verdad es amor, y es triste.- 

Callé, no pude hablar… 

Me sentí pequeña, como una mínima partícula dentro de la infinidad universal, no sabía nada, veía más allá donde todo estaba, recorría el mundo mi alma, pero nada más veía un pobre niño frente a mí, con los ojos briosos, llorando, callando, y era el amor… 

Me miró aún más y concluyó diciendo: 

- Ahora que me has descubierto, debo irme, y así nunca me olvidarás y me valorarás aún más, tratarás de encontrarme toda tu vida, pero sólo regresaré en el recuerdo por segundos diminutos, me añorarás, llorarás por mí, me extrañarás, me necesitarás, y te darás cuenta ya tarde cuanto valió nuestro encuentro, para que sólo lo hubieras aprovechado con unas cuantas preguntas, un montón de mezclas y cero entendimiento, en lugar de haberme hecho reír, no me ayudaste en nada, por ello me voy, no me mereces; y aunque te pases el resto de tu vida añorando cambiar lo sucedido todo se quedará igual, porque sólo llego una vez al mismo tiempo que sólo una vez me voy también. Te quedarás igual que ahora, sin entender nada y viendo, donde todo está, sólo la imagen de mí, un niño con los ojos briosos llorando y callando, creerás en algún momento haber perdido el sentido de la vida, y lo buscarás con esperanzas de encontrarlo, pero mientras más te consumas en el pasado, menos mirarás tu camino y menos ese camino te conducirá a mí nuevamente, todas las personas hacen lo mismo y se devuelven creyendo que al devolverse podrán encontrarme otra vez, pero no encuentran mas que los reflejos de sus deseos, y se consumen en ellos, olvidando el resto, nunca me hacen caso y terminan delirando una realidad aparente, se quedan estancados, no prosiguen, no miran hacia dentro, buscan al igual que tu, donde todo se encuentra, y donde una vez me encontraron oculto en un rincón, sin embargo como no me vuelven a ver, no les queda nada, y se obsesionan y torturan una y otra vez, miran sólo al lado, no miran hacia dentro, ni miran hacia el cielo, ni miran hacia delante, se vuelven ciegos, olvidan todo y cuanto les dije, pierden su humanidad, se vuelven sólo mente, buscan medicinas creyéndose enfermos por cómo se sienten, mas nunca se curan, mueren encerrados, ahogados por sí mismos, colisionando su propia libertad con la de los otros, consumidos en rutinas sin sentidos que crearon para olvidarse a sí mismos, y hasta que mueren miran hacia el cielo y hacia dentro, esperan a la muerte, habiéndoles esta dado toda una vida de ventaja para poder llegar a mí por más de un momento… y entonces es demasiado tarde. Por eso es que me oculto, para que ya no me busquen, pero siempre hay quien me encuentra y a ése le sigue el resto. Mas nunca soy escuchado al decir todo esto, por eso callo y miro hacia abajo para mostrar mi insignificancia, sin embargo, siempre me convierto en lo más poderoso y por ello, también me temen. Entonces yo pienso: qué ironía! Pero volteo a verte y tu ya te has ido, no lograste escucharme, me quedo otra vez solo, lloro, me escondo, me entristezco, veo la verdad y la verdad soy yo y yo estoy triste, y miro hacia abajo pensando que soy insignificante hasta que llega otro hace lo mismo, me hace sentir poderoso para luego desaparecer y volver a empezar el ciclo…- 

Ana Lía Casvar 2005

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