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martes, 19 de octubre de 2010

Volver a mi lejanía


Si tus ojos me dijeran:
“amor, ven hacia mí”
Desplegaría mis alas de gaviota
Y partiría a la lejanía contigo

Si tu boca,
que es suave y tersa
tal cual una seda
llena de humedad y deseo
tal cual una selva.
Si esa boca tuya
hoy viniera hacia la mía
¡La recibiría con tremendo apogeo!

Tú no sabes cuánto extrañan estas manos
la caricia de tu rostro
la sensación de tus labios…

Si tomaran mis dedos otra vez
a esa barbilla,
cuyas dimensiones hacen relieves de encanto,
yo sonreiría de satisfacción.

Pero por favor,
si es que vienes otra vez a esta lejanía ambulatoria.
Si es que quisieras otra vez empezar ésta,
nuestra historia
(Océano de realidad contradictoria).
Si acaso te aptece escribir en los poros una nueva fantasía,
en este mar de sueños donde las garzas buscan su comida.
Si es que añoras la sal en tu piel
y la revuelta de las olas
Si extrañas la arena rosándote el cuerpo con su hiel
mientras los cangrejos se llevan las horas.
Si te hace falta acostarte viendo el firmamento
y oler a coco con piña
noche y día,
por completo.

Si extrañas esta isla de ilusión
en donde existimos solo tú y yo.

Entonces…

¡Ven con tu traje de desnuda locura!
No te escondas más entre la penumbra.
No busques qué ponerte.
No te hacen falta sortilegios.
Mas que el de esa mirada
y esa sonrisa en cautiverio
¡Date prisa!
¡No tienes que ponerte nada, ya no hay brisa!

Si quisieras venir a verme,
compartirte un rato entre los cocos.
Tumbar  la lógica y dejar el tiempo en remojo.
Sabes que puedes hacerlo.
En tanto más dejes tu celo.
En tanto más abandones tus ataduras.
Dejaré de lado entonces esta amargura
que me ocasiona tu ausencia inoportuna.

Sabes que tengo mis bolsillos vacíos.
Mis muros tal vez me aten sombríos.
Pero amor,
Tengo aún mi espíritu.
Poseo entre mis armas poderosas,
esta mente ponderosa ,
esta mirada en cacería,
buscando nada más que tu compañía.

¿Me dejarías con las manos vacías?
Esperándote a la orilla…
La fogata está ya encendida.
En este tronco divago mirando las estrellas.
Atrapada en mi lejanía.
Me musita canciones la ironía.
Y escuchándole cantar sonatas bellas.
Te espero, si quisieras, volver a esta lejanía.
Ponte tus botas, que empezaría
Una vez más la epopeya.

Ana Lía Casvar 

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