wibiya widget

miércoles, 19 de octubre de 2011

La Ración del Día

El inconcebible deseo de no ser
O de ser al mismo tiempo.
Buenos días – dije yo
Que me empeñaba por encontrar un zorro bajo un manzano pero no hallé a nadie.
Estoy aquí buscando bajo el manzano – grité.
Y el eco de mis remordimientos se me quisieron devolver, pero alto, los detuve, les puse la mano, porque a esta cabecita llena de locuras de pronto ya es consciente de su estado y sabe cómo es el  juego, el premio y el castigo de antemano.
Y después me acuerdo de mi rosa y es cuando intenta venirse un llanto pero brinco de historia y me salto la depresión, para volver al inicio de todo este aventón.
Y me digo, era un hongo, un hongo que se hinchaba de orgullo y balbuceaba todo el tiempo “soy un hombre ocupado”… Y dejando de lado la psicosis tan sólo por un rato, me gustaría ya dejar esta rutina, abandonar este aborto diario de creaciones por que ciertamente se me está haciendo costumbre olvidar mis ideales por cumplir con un trabajo, unas horas, unos días y gastos. Por encadenarme al horario y engordar al señor cotidiano hasta con partidarios, a veces me dan unas ganas empedernidas de mandarlo todo al carajo, burlarme de la ironía y escribir un ensayo, decirle a la ducha que me busque en el lago, convertirme en mariposa y perderme volando, romper estatutos que sirven de ladrillo a este organismo humano.  Y olvidarme de la vida que tuve en el pasado, o en mi presente, porque esta es otra ramificación de lo que se postra en mis manos.
Y de vez en cuando bailar aquellas cantigas celtas con mi yo enano, y  reír y reír gesticulando el personaje de Pulgarcito que miraba un gigante y se tocaba la cabeza con la mano, en aquellos libros de historias que me compró mi tía de niña de la marca océano. Oh y tantas azuladas aspas que brillaban en mis ojos como estrellas del universo paralelo, y yo que temblaba de miedo cuando la luna como queso iluminaba los senderos de las media-noches y sus rayos intrusos traspasaban mis cortinas y yo los consideraba naves espaciales de otros mundos, con otros ojos y otras manos…
Oh cuánto delirio he albergado en mi alma por tantos, tantísimos años… Y he pensado siempre que esto es normal y que soy humano. Y he querido creer que le pasa a todo el mundo y por momentos me creo que sólo me pasa a mí en mis ratos. Y cuántas mentiras se vienen a diario alimentando deseos  e ilusiones efímeras que se crean y se destruyen con un sistema de mobiliario, que se estacionan en el peor momento de desamparo y sin darnos cuenta son como el Allan de Charlie y se quedan por días, meses y años. ¡Cuántas situaciones nos toman la vida en lugar de la mano…!
Y yo que viajo, entre realidad y realidad y entre engaño y engaño. Y diviso montañas y se me desarman en segundos vanos, y me da por lagrimear en los buses con extraños para luego carcajearme sin razón aparente ni daño, “No trate de arreglarme pues no estoy descompuesta”…
Y en descomposiciones reveladoras siniestras y dimensiones verticales, horizontales y “atravesables” se pierden los electrones de mi cabeza a buscar más respuestas y a crear más preguntas,
Buenos días – respondió amablemente El espejito quien se volteó para buscar pero no vio a nadie.
Y porque al final yo no soy nadie, y ustedes tampoco.

Ana Lía Casvar

No hay comentarios:

Publicar un comentario