HUMO

Humo que divagas entre las migajas 

vistes las mañanas con tus prendas sucias

condensado viajas entre las catapultas del ensueño

buscando mocedades de las que te crees dueño

Sonriendo vas sorteando al paso los quebrantos

e inflado de tu propio ego cubres todo con tu manto

tal vez antes me rozabas los poros de la piel humedeciéndome

empapando mi ropa con tu olor persistente

sin embargo hoy que ando desnuda al son natural de la muchedumbre

ya no puedes cortejarme 

y a pesar de que te arrastres, lamento decir que tu contextura te prohíbe tocarme

He de exhalar una lágrima nítida aun por tu efecto urticante

y es entonces cuando buscas el orificio de mi herida para reaccionar contra mi cuerpo

pero te quedas totalmente absorto al darte cuenta que el tejido se ha cerrado

ya no hay rastro de sangre manchado

soy inmune a tu provocación...

Imperante te unes al viento para revolcarme en torbellino devastador

pero sólo eres humo, humo que se dispersa ya sin sabor

incorpóreo e impotente, gastado, cansado, sin ardor

eres sólo la sustancia nebulosa que se emana de un volcán apagado, 

te has quedado enfadado, 

pero ni tu furia es explosión,

eres sólo lo que queda después de la guerra, después del cataclismo, después de la erupción...

Humo de lo que alguna vez en algún momento pareciera que existió.

Ana Lía Casvar