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martes, 3 de marzo de 2015

Carta al Extraño (Tomo final)

Querido extraño, te he encontrado, te habías mantenido callado durante tantos años, estabas más cerca de lo nunca pronosticado. Puesto que te he encontrado me parece súper raro todo esto, no tiene sentido ni se lo quiero buscar, tampoco me ilusiono como si se tratace de un arcano, de una aventura en silencio ni de un amor a los mismos cuatro vientos. Esto no es nada, es tiempo compartido.

Me desquicié la cabeza la semana pasada con tu cara en mis ojos todo el día, me auto decepcioné, el nivel de estupidez fue increíble. Ahora sólo puedo pensar en que hay compañeros de vida, y el amor fue, es y seguirá siendo un rayo de luna en medio de la noche y de la selva que es nuestra cabeza, moviéndose de un lado a otro para jugar con nuestros sueños, esperanzas y necesidades, qué tontos somos… Hasta es irrisorio.

Tienes una cara de niño que me hizo envidiar los early-20s, y he pensado mucho en mí a esa edad, qué triste, era tan inocente aun para entonces, pero bueno ya eso es pasado y un lugar al que nunca volveré. Así se pasa todo tal vez, y lo único que nos queda es la decisión segundo a segundo que tomamos para vivir.

Eres alto, bastante alto como los altos que siempre me han gustado, y tu boca es roja y carnosa como siempre me han atraído las bocas. Creo que me he dado cuenta que aunque me entiendes bastante más que el resto, (seguro estoy tan loca que ya ni me entero del nivel de mi propia locura), percibo de alguna forma que no me entiendes más allá, pero no es tu culpa, querido extraño, es mía y de todo lo que soy, tenga lógica o no, es algo con lo que no se puede luchar, aunque tal vez mejore, no lo sé.

A veces no te dejas fluir estando a mi lado, lo he meditado bastante y considero se debe a que aun vas descubriendo el mundo, procesas tanta información que es posible que te trabes o incluso que no hayas aprendido a estar en paz con tu propio ser, ni con todas y cada una de sus versiones alternas, incluso las más discordantes. Es todo un juego mental esto, y se lleva un poco de tu adaptación al ambiente, porque empiezas a crear el propio entorno según tu propio universo.

Ya comencé con mis profundidades, disculpa que divague, mi cabeza tampoco para, dispara, eso sí.

Eres lindo, hueles bien, como todo un semental a tu edad. Pero qué voy a estar sabiendo yo de esas cosas, cuando me entero que mi vida ha sido tan distinta me asusto un poco, porque no sé en qué mundo he estado viviendo y creo que ha sido en el mío con leves asomos al de los demás. Es curioso, pero más allá del misterio y enigma internos que me causan como un vacío de nerviosismo en mi estómago, no llego a nada porque ocupo primero subir escalones, y entenderlo poquito a poco. Su materia es delicada.

Así que querido extraño, esta es mi última carta, no sé si la vayas a leer realmente, ni siquiera sé si sea prudente, has de huir asustado, curiosamente tuve una visión de ello y me causó gracia.

¿Huirías? Pero aunque sigues siendo un extraño supongo ya me conoces bien sin saberlo, o lo harás cuando leas y releas todas mis cartas y descubras mis más insólitos secretos, arrebatos y deseos, comprenderás que he cambiado, o que me he hecho inmune, un poco difícil de especificarlo. Tampoco hay necesidad de a todo ponerle un nombre, una etiqueta, alguna letra o un párrafo.


Me despido extraño con nombres y apellidos, con piel blanca y manos grandes, con sonrisa de conquistador innato. Me despido porque ya no ocuparé escribirte cartas, me resulta ya innecesario. Y sin embargo, espero mantegamos algún contacto.

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