Se sentían como un frío asesino
las paredes escurridizas de una casa sola mas no deshabitada
sola pero no abandonada
aunque y por su condición estaba en un punto de abandono
eran unas escaleras casi como las que se cruzan para nunca acabar
y chillaban con cada mínimo paso que estaba por dar
y bajando en su madera vieja con aquel olor a humedad
con aquel frío ponzoñoso
con aquella oscuridad
y un silencio que amortiguaba
el sentido de saciar
el misterio de seguir bajando
para encontrar su final
ahí estaba entre peldaño y peldaño
el afán
Y en esas paredes rasgadas
viejas fotografías se albergaban
y recuerdo al niño en su disciplina
cabello revuelto y en forma de sortija
casi blanco y negro
algo pálido y espeso
serio
y otras fotografías más
yo seguí bajando para encontrar
unas pinturas adheridas a la pared
pintadas con fino cincel
y una mano algo artística
no recuerdo con tan minucioso detalle ya
Y después llegué
las observé... habían cuatro puertas
el aspecto lúgubre aún acompañaba el lugar
cuatro puertas algo de abandono
silencio aterrador sin más
una sonrisa que me esperaba al bajar
eran cuatro puertas
una cerrada y tres abiertas
la cerrada prevenía que entrara el escuadrón
era Jack,
callado a ratos e inquieto a otros
pero para ser quien era estaba sereno
casi y siempre sereno
nunca llegué a tocar a Jack pero sí tenerlo frente a frente y fue una vez más sereno...
y las tres puertas restantes eran alcobas viejas
un poco de desorden quizás
un recinto en el fondo de un lugar
la primera de esas tres restantes era la que tenía al frente apenas al bajar
y a esa iba con don sonrisa de cristal
alcoba pequeña
un aire raro sin más
colchón a la par
computadora al final
unos cuantos colgantes de video juegos
muestras de un amor pasado fugaz
una espada pequeña
cosas viejas
color fuerte
y Jack
en la ventana Jack
asomándose con precaución
tímido y voraz
Tal vez estaba yo donde no debía estar
y tal vez sin importar si fue así o si no
algo había en su trasfondo infernal
-hablo del "sombrío" Don Sonrisa de Cristal-
no le recordaré como al niño con su disfraz
en uniforme escolar
no le recordaré como al hombre
con sonrisa de cristal
porque total
y en total frialdad
no me importa él
ni en el momento qué fue su prioridad
me importa qué pasó con ese lugar mental...
Si las dimensiones de la mente viajaran aún más
algo por descubrirse en la sien de esta tierra está
y es ese lugar del que hablo recordando las visitas a Jack
que se dilata el ojo
cuando encuentra una verdad
y se cierra la mano
al calor encontrar
que si viajan desnudos
el sarcasmo y la maldad
resguardo mi sueño
aquel sueño fugaz
que sabor a su dueño
jamás separé
de alguna forma audaz
los pies incrustados a mi realidad
no tengo que darle al recuerdo
alimento para suplantar
el momento presente
con su imagen mañosa
manto de vela
apariencia estelar
porque cuando no hay luz
saben todos que todo se ve igual
Y como el dolor es una ilusión
metida ahorita en mi pulmón
no tengo más por gritar
que si no lo digo en calma
no se creerá...
Y era una casa vacía pero llena
o acaso apenas llena pero vacía
y eran niveles de encanto y desencanto
simpatía
alevosía
en fin contradicción
cuando una baila en la super-realidad
vil imaginación
traviesa bipolaridad
se forman y unifican
ideologías
a contrariar su rival
Y entonces sale a relucir
con brillante vestimenta
el Príncipe de Ruiz
aquel matiz
con un sabor a deseo
del que acaso nos estuvimos
haciendo en la cabeza enredos
porque todo viaja en la mirada
por espejos y espejuelos
y no hay más que decir
cuando se dice
que el fluir de un pensamiento
y si un día en la noche logras no mirar
agradécele a la oscuridad
y si acaso en esa misma noche el frío has de sentir
permanece quieto esperando huir.
mas no por hielo se toma el pecho frío
ni el silencio es de los que sólo callan
hay más después del alba
y atrás del velo
que sin querer o queriendo
muestra después la cara
para luego partir al entierro.
Y era entonces una escalera empedernida
y una casa sombría
y una risa de cristal algo engatusada
y una alcoba mal usada
y una canción profanada
y Jack que a todo esto tan sólo miraba
y era la mente en su máxima expresión
pudriendo los sentidos
extirpando los latidos
saboteando la imaginación
vislumbrando el camino
perdiendo la razón…
Ana Lía Casvar
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