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jueves, 26 de enero de 2012

Redundancia Bilateral: Negra Oscuridad


"The world is just illusion trying to change you" VNV Nation

Despierto y estoy encerrada, siento el alrededor y el espacio es pequeño, mi respiración entrecortada y un laberinto en mi pecho. Camino en lo incierto buscando alguna salida, está oscuro y no veo, no hay ni juego ni partida, y sigo como si fuera invierno, el aire es un hielo que carcome huesos, la neblina me ciega el paso y el sin sentido abarca todo, a veces me he sentido así remito, a veces cuando atrapada en determinado ocaso, arde en llamas mi corazón en el arrebol más calmado y en el silencio espeluznante apenas escucho mi llanto. Las lágrimas caer y mis mejillas entre mis propias manos. Y cuántas veces me había dormido en una tarde de domingo jurando eterno algo que estaba condicionado al tiempo y a la delicada espesura natural que se le diera con cariño a su crecimiento espiritual.
Pareciera no acabar, pero cada vez que comienza, arriba con un encanto distinto, recombinado, el silencio alterna sonidos casi imperceptibles, voy por el laberinto buscando, el paso a veces es lento apenas y camino, en otras ocasiones es acelerado. Busco en el rincón aquella niña que un día fui y que se había encerrado, en otro rincón espero encontrar los sueños que una vez tuve pero dejé olvidados, y más allá en alguna pared la firma de alguno que se fugó de a rato, entonces me doy cuenta que todo esto está conformado de rastros, restos de segundo de sangre corriendo por las venas, huellas de gigantes que nos aplastaron en días moribundos y carcajadas de duendes correteando por el suelo, las paredes de roca con musgo moliendo, algún manzano partiendo en dos el terreno.

Los pasillos de la vida son como una corrediza ventanilla, la ilusión embriagante de que voy cediendo, regalando camino, abriendo trecho, rompiendo…

¿Alguna vez habías pensado que la vida es como un laberinto oscuro y abrumador en dónde sólo tú caminabas buscando algún consuelo, algún sueño, alguna salida? Algunas veces nos forjamos estar metidos en él, despojados de la verdad y de lo agradable, a veces simplemente sacamos nuestra peor parte, esa debilidad olorosa a pudrición y ésta hecha raíces en las confines de la vida, a veces y todo pasa como la secuela de la creación mental, oscuridad congelante y aberración ácida que revuelca los escombros donde plasmamos nuestra peor versión. Algunas veces sólo nos aburrimos de lo bueno que todo puede ser y necesitamos volverlo sombrío para poderlo entender, sí, herimos como tanto nos ha disgustado que nos hieran, sí, podrimos los frutos del árbol de la vida, cortamos sus raíces y al verse tan espantoso nos quejamos de la desgracia que nos pegó como un latigazo… ¿Existirá algo después de todo? Tal vez el alcohol, las pastillas y el acomodo me dejen olvidar por segundos la triste realidad, cuando en el espejo marco un invisible retrato sangriento…

Algunas veces es incluso peor. No todo es malo pero a veces somos los autores de la mancha negra en pleno cuadro… ¿Nos gustará ser así? ¿Querríamos ser de otra forma? ¿Tendríamos las agallas para llevarlo a cabo? Los interrogantes se plasman en la cabeza como agujereando el cerebro, no dejando otra salida que suicidarnos, pero qué cosa tan paradójica, me pienso en medio silencio, sería la más fácil salida y no quiero seguir en la mediocridad. Cuánto no he sufrido ya producto de lo que provoco, a veces sólo a veces veo su rostro en mis recuerdos y me entra una locura desquiciante, las lágrimas me brotan y el dolor me invade, es cuando me repito que todo pasará, que es una ilusión mortal… y caen las hojas de los árboles una y otra vez sobre aquel  que antes era manantial, y el agua se mueve muy levemente como danzando hacia el final, ¿existe un final? ¿Una luz de verdad? Existen pues círculos perfectos de perfecta estupidez que como un espiral infinito nos consume en nuestros propios errores…

Alguna vez los ojos negros ya no aguantan más, grita que no te deja ir y se alberga en su rincón sin huir, a veces quiero huir de mi propio ser, es como cuando uno se ha adentrado todo en el pantano oscuro que no se distingue nada aunque en medio de esa nada se sepa que aun se sigue vivo en medio de un algo desconocido, uno revienta en carcajadas, no puede ser que todo sea tan simple y sea un laberinto a la vez… Emociones por doquier  resumidas en un concepto “humanidad”…

Había un lazo entre humanos no humanos, un disfraz en la mano, unos ojos que son un viaje astral, detrás las mascaradas gigantes, el cincel que se queda sin mojar, tostado deja de servir y va otro con el banquete al paladar, resurrección de un alma en paz, pero mientras tus pies anden en la tierra y aun no puedas volar, te tocará errar.

Alguna vez al mundo eterno ir, mientras el sol brille y aquí grite mi fin, no es fin, vuelve a amanecer por más que deseos no tenga por seguir, existe la esperanza, una hoja tirada, el ocaso de todos los días, el rojo corazón latiendo, como titilan los astros a lo lejos, como titila la pupila que los mira, arriba es abajo, abajo arriba, y todos los firmamentos dentro de cada uno se enfrían.

Viene la locura, esa enfermedad de abrir los ojos de a poco a la verdad, te medican, vienen las pastillas vienen las sanciones, una realidad que desquicia, un proceso interminable que quieren acabar, alguna vez lo harás, alguna vez lo haré, el perdón, el rencor, que juntos se pelean otra vez.

Cierro el libro, despierto sin sentido, miro la pared, se abre un hueco en ella y se va a la vez, es recombinación grotesca, como batir el mundo y sacarlo para la cena, una mueca, y la risotada, al agua camarada, una bala marcada. Siguen los días, todo es ilusión y no se acaba. El disfraz sigue en la piel, los labios atados como fieles forman hiel, el mundo que se nubla y se nubla tu camino, otra vez el laberinto acabando tus respiros. Y viene otra dosis de soledad, el llanto que no para de gritar, es como un niño desobediente y ese corazón latente que te hace envejecer, envejece cada vez que vuelve el rencor, don Ego el amo y señor y todos sus peones hasta el agricultor, aquel que sembraba alegría y a ratos en momentos como engaño, ni él sabía de su acción. Pobres nos volvemos, en una ruleta la panza revolvemos, creando círculos en espiral, infinitas repeticiones que nunca queremos terminar.

Hasta que un día volvemos a reír, la vuelta vuelve a empezar, creemos que el juego terminó, pero acá Don Ego es el campeón, la fina hipocresía arrebata al honor, se le insinúa al ruiseñor guardián de la lealtad, mata toda hormiga  y las abejas del panal, usa la miel a conveniencia y vuelve a regresar, siempre lista al día siguiente se pone la armadura y a la guerra va, Don Ego es el campeón, viene y se va, su coartada es la final, su muerte es un nunca-jamás, Don Ego es el amo y señor, hasta que un día muere porque doña esencia sale de su celda y cambia todo, le grita: “¡Yo cambio todo! Cambio todo, corazón….”

Ilusionista 

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