"The world is just illusion trying to change you" VNV Nation
Despierto y estoy encerrada, siento el alrededor y el espacio es
pequeño, mi respiración entrecortada y un laberinto en mi pecho. Camino en lo
incierto buscando alguna salida, está oscuro y no veo, no hay ni juego ni
partida, y sigo como si fuera invierno, el aire es un hielo que carcome huesos,
la neblina me ciega el paso y el sin sentido abarca todo, a veces me he sentido
así remito, a veces cuando atrapada en determinado ocaso, arde en llamas mi
corazón en el arrebol más calmado y en el silencio espeluznante apenas escucho
mi llanto. Las lágrimas caer y mis mejillas entre mis propias manos. Y cuántas
veces me había dormido en una tarde de domingo jurando eterno algo que estaba
condicionado al tiempo y a la delicada espesura natural que se le diera con cariño
a su crecimiento espiritual.
Pareciera no acabar, pero cada vez que comienza, arriba con un encanto
distinto, recombinado, el silencio alterna sonidos casi imperceptibles, voy por
el laberinto buscando, el paso a veces es lento apenas y camino, en otras
ocasiones es acelerado. Busco en el rincón aquella niña que un día fui y que se
había encerrado, en otro rincón espero encontrar los sueños que una vez tuve
pero dejé olvidados, y más allá en alguna pared la firma de alguno que se fugó
de a rato, entonces me doy cuenta que todo esto está conformado de rastros,
restos de segundo de sangre corriendo por las venas, huellas de gigantes que
nos aplastaron en días moribundos y carcajadas de duendes correteando por el
suelo, las paredes de roca con musgo moliendo, algún manzano partiendo en dos
el terreno.
Los pasillos de la vida son como una corrediza ventanilla, la ilusión
embriagante de que voy cediendo, regalando camino, abriendo trecho, rompiendo…
¿Alguna vez
habías pensado que la vida es como un laberinto oscuro y abrumador en dónde
sólo tú caminabas buscando algún consuelo, algún sueño, alguna salida? Algunas
veces nos forjamos estar metidos en él, despojados de la verdad y de lo
agradable, a veces simplemente sacamos nuestra peor parte, esa debilidad
olorosa a pudrición y ésta hecha raíces en las confines de la vida, a veces y
todo pasa como la secuela de la creación mental, oscuridad congelante y
aberración ácida que revuelca los escombros donde plasmamos nuestra peor
versión. Algunas veces sólo nos aburrimos de lo bueno que todo puede ser y
necesitamos volverlo sombrío para poderlo entender, sí, herimos como tanto nos
ha disgustado que nos hieran, sí, podrimos los frutos del árbol de la vida,
cortamos sus raíces y al verse tan espantoso nos quejamos de la desgracia que
nos pegó como un latigazo… ¿Existirá algo después de todo? Tal vez el alcohol,
las pastillas y el acomodo me dejen olvidar por segundos la triste realidad,
cuando en el espejo marco un invisible retrato sangriento…
Algunas veces es
incluso peor. No todo es malo pero a veces somos los autores de la mancha negra
en pleno cuadro… ¿Nos gustará ser así? ¿Querríamos ser de otra forma?
¿Tendríamos las agallas para llevarlo a cabo? Los interrogantes se plasman en
la cabeza como agujereando el cerebro, no dejando otra salida que suicidarnos,
pero qué cosa tan paradójica, me pienso en medio silencio, sería la más fácil salida
y no quiero seguir en la mediocridad. Cuánto no he sufrido ya producto de lo
que provoco, a veces sólo a veces veo su rostro en mis recuerdos y me entra una
locura desquiciante, las lágrimas me brotan y el dolor me invade, es cuando me
repito que todo pasará, que es una ilusión mortal… y caen las hojas de los
árboles una y otra vez sobre aquel que
antes era manantial, y el agua se mueve muy levemente como danzando hacia el
final, ¿existe un final? ¿Una luz de verdad? Existen pues círculos perfectos de
perfecta estupidez que como un espiral infinito nos consume en nuestros propios
errores…
Alguna vez los
ojos negros ya no aguantan más, grita que no te deja ir y se alberga en su
rincón sin huir, a veces quiero huir de mi propio ser, es como cuando uno se ha
adentrado todo en el pantano oscuro que no se distingue nada aunque en medio de
esa nada se sepa que aun se sigue vivo en medio de un algo desconocido, uno
revienta en carcajadas, no puede ser que todo sea tan simple y sea un laberinto
a la vez… Emociones por doquier resumidas en un concepto “humanidad”…
Había un lazo
entre humanos no humanos, un disfraz en la mano, unos ojos que son un viaje
astral, detrás las mascaradas gigantes, el cincel que se queda sin mojar,
tostado deja de servir y va otro con el banquete al paladar, resurrección de un
alma en paz, pero mientras tus pies anden en la tierra y aun no puedas volar,
te tocará errar.
Alguna vez al
mundo eterno ir, mientras el sol brille y aquí grite mi fin, no es fin, vuelve
a amanecer por más que deseos no tenga por seguir, existe la esperanza, una
hoja tirada, el ocaso de todos los días, el rojo corazón latiendo, como titilan
los astros a lo lejos, como titila la pupila que los mira, arriba es abajo,
abajo arriba, y todos los firmamentos dentro de cada uno se enfrían.
Viene la locura,
esa enfermedad de abrir los ojos de a poco a la verdad, te medican, vienen las
pastillas vienen las sanciones, una realidad que desquicia, un proceso
interminable que quieren acabar, alguna vez lo harás, alguna vez lo haré, el
perdón, el rencor, que juntos se pelean otra vez.
Cierro el libro,
despierto sin sentido, miro la pared, se abre un hueco en ella y se va a la
vez, es recombinación grotesca, como batir el mundo y sacarlo para la cena, una
mueca, y la risotada, al agua camarada, una bala marcada. Siguen los días, todo
es ilusión y no se acaba. El disfraz sigue en la piel, los labios atados como
fieles forman hiel, el mundo que se nubla y se nubla tu camino, otra vez el laberinto
acabando tus respiros. Y viene otra dosis de soledad, el llanto que no para de
gritar, es como un niño desobediente y ese corazón latente que te hace
envejecer, envejece cada vez que vuelve el rencor, don Ego el amo y señor y
todos sus peones hasta el agricultor, aquel que sembraba alegría y a ratos en
momentos como engaño, ni él sabía de su acción. Pobres nos volvemos, en una
ruleta la panza revolvemos, creando círculos en espiral, infinitas repeticiones
que nunca queremos terminar.
Hasta que un día
volvemos a reír, la vuelta vuelve a empezar, creemos que el juego terminó, pero
acá Don Ego es el campeón, la fina hipocresía arrebata al honor, se le insinúa
al ruiseñor guardián de la lealtad, mata toda hormiga y las abejas del panal, usa la miel a
conveniencia y vuelve a regresar, siempre lista al día siguiente se pone la
armadura y a la guerra va, Don Ego es el campeón, viene y se va, su coartada es
la final, su muerte es un nunca-jamás, Don Ego es el amo y señor, hasta que un
día muere porque doña esencia sale de su celda y cambia todo, le grita: “¡Yo cambio
todo! Cambio todo, corazón….”
Ilusionista
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