Sólo una
capa de tierra
Sólo una
hacia arriba y sólo otra hacia abajo
La influencia
asfixiante del alrededor
No hay nada
más que simplemente tierra
Agujeros pequeños
jugando a raíces invisibles
Sepultando el
aire y el espesor
La verde
vida irascible
Afuera y estridente
Yaciendo
entre la muerte
Gris contradicción…
El cuerpo
como componente amarillo
El rumor
del viento inalcanzable y afligido
La vida…
Abortándose
en pequeños lapsos
Entre la
oscuridad cada vez más dormida de mi realidad cognitiva
Simulando
creaciones arrastradas
Asomados y
engreídos, recogidos en sí mismos
Vienen hacia
mí,
Gusanos en ungüento
pestilente,
A alimentarse de mi ser aun viviente,
Me siento
levitar dejando todo atrás…
Como si el
aire me atrajera a su más elevada contención
Por encima
del pasto y más arriba de la variedad
¡Oh asfixiante
y abrazadora desdicha!
Me acaricia
sobre la faena de su vil nicho
Amansándome
las ganas de sentirme viva
Y durmiendo
mis sentidos
me vas
dejando en niebla la mirada
Desligándome
de todo este infierno
De toda
esta parábola
Mientras yo
le ruego al universo…
¡Albérgame en
tu alma de diamante!
Pásame a
otra dimensión pudriendo mi carne
Entre toda
esta tierra para arriba
Entre toda
esta tierra para abajo
Desecha las
entrañas de mi ser
Y destílame
la sangre que se aferra
Detiene mi
necesidad de aire
Ahoga en
tus brazos, ahoga todas mis penas
Ese dolor
ilusionado, esa creencia del sentir bárbaro
Pudre mi
pésima convicción
Y arrúllame,
arrúllame para siempre ser parte de tu esencia,
Ser parte
de tu misterio, de tu espectro y de tu reflexión.
Ana Lía Casvar
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