Sí puedo.
Con esto
concluyo y con esto empiezo.
Y en las onduladas
pestes que viajan en mi órbita cerebral
Viajarán consigo
mi destreza manual
Y mi
espíritu travieso
O ¿acaso es
esta concepción territorial
Una artimaña
más para alborotar el ardido panal?
Entonces
entenderemos que somos un cuadro dentro de otro cuadro en espiral
Sí puedo.
Y aunque aún
no acabe igual comienzo de nuevo.
Sí puedo,
todavía reír entre el pasto verde y mojado del rocío
Burlarme de
quién vino primero
Y en qué
momento y dónde se sembró este vacío
Vulgarizar
la tendencia
y
arrebatarle al ego ajeno la impaciencia
Que sí
puedo. Jugar los juegos de escarlata brillante
Contener el
aire y creer que aplasto como peso de gigante
Y luego
llorar, ver el milagroso proceso de la sensibilidad cubrirme el rostro
Manipular,
todos mis pensamientos, sentir y respirar, vicio jocoso
Creerme
dueña y esclava,
volar por
encima de los cuentos de hadas
volver a
rozar mis pies con la misma manta con la que antes me dejé caer
y saborear
el martillo en la cabeza,
extirpando
poco a poco cada una de mis venas
envenenando
mi presente con sorbos agrios del pasado
mientras me
arrullo en la culpa por lo que hoy me es privado
Sí puedo
remendar el espiral.
Viajar en
sus enlaces con el ahora fugaz
Volverlo intocable
y nutrirme de paz
Entenderán
que todo es y no lo es al final.
Y el final
como buen espiral es otro comienzo
Y entonces
me alzo en vuelo que emprendo con osadía
Me burlo
hasta de mi propia asquerosa ironía
Y soy y no
soy, y dejo de ser yo para poder serlo de una vez
Voy entendiendo
esta naturaleza propia del ser
Me salgo de
mí.
Sí puedo.
Salirme de mí, sí puedo.
Dibujo los
rostros de tirano con mi dedo
Y me visita
la marea arcana del verdadero deseo
Borrando las
marcas del cuchillo de miedo
Sí puedo.
Volver a las raíces del despierto.
Saborear lo
esencial sin olerlo
Ser el
propio espiral de mi credo.
¡Sí puedo!
Volver al comienzo.
Ana Lía Casvar
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