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martes, 15 de enero de 2013

Diarios Solemnes I



En el aire que se ahoga entre las sábanas de un suicida en caos
Incluso en la podredumbre estimulante del cuerpo ya vacío de alma
En la rabia del mulato desesperado chapoteando el fango
En la impotencia de quien amarrado se despoja de la vida sin alzas.

En el llanto abrumante de una madre con su hijo muerto en brazos
En el silencio que excita al rico y desgarra el estómago del que muere de hambre
En vigilia de la noche que ya no trae ni esperanzas, ni agüizotes, ni fríos manotazos
Se esconde la humanidad que sólo a veces parece ser sensible en medio enjambre

Y si la ley te atormenta, no como el dominio de un padre,
Sino como un establecimiento de mentiras vueltas verdades
Y si la religión te desvirtúa, al punto de a  la agresión aferrarte
Decimos que la lógica y este mundo son dos cosas aparte

Y en las alcantarillas de basura acumulada se desborda la inutilidad saturada
De todo y cuanto hemos creado en vano, sin haber creado nada

Y divisamos la colina, la montaña, la pocilga
Buscamos desesperados en el álbum de la vida
Agujeros negros, tristezas, vivencias traumáticas, rebeldía
¿De quién es esta culpa? ¿A quién le señalamos?
De qué manera tan abrupta, pensamos que ganamos…

El bufón de los cortesanos, de la nobleza, de los  millonarios
Somos cada uno por pretender vivir en un mundo que ya no está hecho para que vivamos.
La muerte nos ampara como un final feliz y resulta ser la vida casi una aventura en vano,
Pero que igualmente nos trae la esperanza que otros creen que nos han quitado.

¡Salud desde la tétrica vivienda!
En donde el pantano es más hermoso que cualquier edén de lujo,
Desde donde la oscuridad me enseña a crear la luz que sorprenda
En lugar de depender de la falsa claridad que se mal introdujo.


Ana Lía Casvar

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