Estoy triste, y no sé por qué estoy triste
No me lo preguntes
Que las sábanas mal acomodadas de mi cama
Te dejen la certeza de esta mañana
Y arropen en mí esa sensación abandonada
No sé qué hace falta, no sé por qué no falta nada
Y entre la dualidad de esta coherencia,
La lógica a veces huye abrumada.
Estoy triste y no sé por qué estoy triste.
Tal vez sea que me arropas en tus sueños.
Aquel de lejos en el tiempo, un anillo sin dueño.
Tal vez aquel otro entre los recovecos,
Y el manto que cubrió todo su cuerpo
No lo sé
No sé si sea la tristeza, o la distancia,
No sé si sea tu ausencia, o tu presencia,
O simplemente no sea nada
No me preguntes por qué no he hecho la cama
Por qué el desayuno está frío servido en la mesa de la sala
Y tengo hambre desde horas pasadas
Es absurdo, pero la vestimenta de lo cotidiano
Me trae de la mano
Alguna maña disfrazada.
No estoy triste y no sé por qué lo estaba
Y se mecen las telas con esa brisa cotidiana
Y yo tengo en los libros de mi armario
Imágenes grabadas,
¡Oh la nostalgia!
Era la tristeza de la nostalgia guardada…
Ana Lía Casvar
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