En la vuelta
corazonada e inquieta
escueta
sedienta
aterrorizada y arapienta
vuelvo al este
mi continente
de mariposas revoloteando como el aire mismo sobre las pieles
me doy cuenta que me he movido un sólo grado hacia el occidente
inocencia, auto engaño
en la estirpe de lo cotidiano
soy la hormiga en la pared entre miles de hormigas a la vez
y en la creencia, como un abseso,
se crea el concepto creyendo estar sujeto
y revuelven las horas mis ocasos enfermos
en los que se alejan los días, los años secando en arrugas mi inútil deseo
-¡No hay contensión de líquido!
(afloro diciendo)
tan sólo el purulento vestigio
que se ha quedado sin remedio
aunque ya no sea un martirio tenerlo...
No puedo ser más presa de lo que estoy sintiendo,
viviendo en la amenaza de la presión del tiempo
entierro su aroma, me deshato por completo
no poseo y sí poseo, nada tengo
no soy ya ni como el pájaro sin rumbo hacia el bosque espeso,
ni soy como la angustia dictadora de mi suicidio fresco
soy y no soy entre mar y tiempo,
entre la sal dispersa en mi cuerpo sediento
y la bruma de mi pensamiento eterno
sin culpas ni raspones del pasado grosero
camino hoy en la cuerda de la vida, del destino hambriento
escribo mi historia con cada movimiento del vibrar de mi espíritu y cuerpo.
En la vuelta, no estoy pero te encuentro.
Ana Lía Casvar
soy y no soy entre mar y tiempo,
entre la sal dispersa en mi cuerpo sediento
y la bruma de mi pensamiento eterno
sin culpas ni raspones del pasado grosero
camino hoy en la cuerda de la vida, del destino hambriento
escribo mi historia con cada movimiento del vibrar de mi espíritu y cuerpo.
En la vuelta, no estoy pero te encuentro.
Ana Lía Casvar
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